No hubo acuerdo: qué pasó en la reunión entre los terapistas y el Gobierno neuquino

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sábado, 20 de febrero de 2021 · 14:05

La situación que vive el Hospital Castro Rendón en plena emergencia sanitaria por el coronavirus es preocupante. Los trabajadores de la salud están estresados y reclaman una mejora salarial y de sus condiciones laborales después de más de diez meses sin descanso. Ayer renunciaron cinco médicos de guardia y hoy fracasó la conciliación entre los terapistas y el Gobierno neuquino.

Se trata de los once terapistas que, un mes atrás, habían presentado un recurso de amparo por las condiciones en las que se presta el servicio en plena pandemia. Después de esto, mantenían una conciliación abierta con los representantes del Gobierno neuquino, pero no lograron llegar a ningún acuerdo.

Ahora la decisión de qué pasará con estos trabajadores está en manos de la jueza María Eliana Reynals, que será la encargada de mediar en este conflicto. A partir de la próxima semana, se intentará recabar información para que la magistrada verifique si están acreditados los hechos y, de esta manera, si se hace o no lugar a la acción.

Los principales reclamos que le hicieron los intensivistas al Ejecutivo provincial está vinculado a la sobrecarga horaria del plantel y a la necesidad de un aumento salarial urgente y de una inversión para poder contar con la aparatología correspondiente para brindar el mejor servicio a la comunidad.

"Lo que dijo el Gobierno neuquino es que la aparatología está comprada, pero que no pueden asegurar cuándo la van a instalar", señaló el abogado de los agentes sanitarios, Hernán Kess, con respecto al último punto. Ahora, la decisión está en manos de la jueza y pronto se podrá saber si se hace o no lugar al recurso de amparo impulsado por los intensivistas. 

Por otro lado, la ocupación de camas de terapia intensiva sigue creciendo en la provincia y, dado que el Castro Rendón es el nosocomio de mayor complejidad del área metropolitana, se encuentra al borde del colapso. Esto provocó que los médicos, en especial los intensivistas, tuvieran que duplicar su trabajo sin recibir ningún tipo de compensación económica.