Ingenio y arte en el oeste neuquino: creó otro Transformers gigante

Una vez más, Claudio Purrán, un vecino del oeste neuquino, llegó con su arte e ingenio a todas las familias de Neuquén Capital. Presentó su segunda obra de grandes dimensiones que construyó a pulmón y con elementos recuperados, como hierros, chapas y llantas de auto.

Se trata de su segundo robot gigante, que supera los 3 metros de altura y pesa más de 700 kilos. En estos momentos, la escultura ya logró tener toda la atención y se constituyó rápidamente en la atracción del barrio San Lorenzo, en la zona oeste de Neuquén Capital.

Así, el vecino del oeste neuquino expone con orgullo en el patio de su casa su segundo “Transformers” enorme. En diálogo con Mejor Informado Radio, Claudio Purrán detalló las características de su nueva creación. También, contó que quien lo desee puede acercarse a visitar al robot y tomarse una mágica foto en su casa ubicada en la calle Neuman al 4.900, casi Racedo.

Asimismo, Purrán puntualizó que para asistir a su casa se debe consultar los horarios de visita en su cuenta oficial de Facebook. A la vez, recordó que a cambio de la foto solicita una colaboración de alimentos para donar a los merenderos con los que él contribuye.

Una historia de gigantes 

Tiempo atrás, Claudio Purrán construyó un robot de grandes dimensiones y, hoy, presentó su nueva y espectacular obra. Esta nueva creación es muy similar a la anterior y forma parte de una serie de esculturas con materiales “chatarra”, que el vecino del oeste neuquino planea crear.

Según detalló Purrán a Mejor Informado Radio, las esculturas se realizan principalmente con hierros y trabaja en ellas en sus horarios libres. En esta ocasión, el nuevo robot hace alusión a uno de los personajes de la serie Transformers.

Si bien Claudio Purrán trabaja como herrero para el Municipio local, desde hace algunos años, se dedica al arte de soldar como un hobby. Actualmente, el vecino del barrio San Lorenzo se transformó en un excelente escultor y sus obras son el mayor atractivo en el oeste neuquino.

Cabe destacar que esta historia comenzó con una parrilla con forma de moto. A raíz de esa obra, Purrán recibió pedidos de adornos de jardín o tachos de basura. Luego, dejó fluir su ingenio y transformó cosas mucho más grandes hasta llegar a hacer robots gigantes.