PLOTTIER
La fiscalía ahora investiga pagos millonarios de la Municipalidad de Plottier cuando Gloria Ruiz era intendente
Se realizaron allanamientos en la sede municipal. Según ARCA, la empresa FMO era una "usina de emitir facturas apócrifas" y no registra movimientos contables.
El fiscal jefe de Delitos Económicos, Pablo Vignaroli ofreció detalles de los dos allanamientos efectuados este viernes por la mañana en la localidad de Plottier, en el contexto de la causa por pagos millonarios de la Municipalidad, cuando Gloria Ruiz era intendenta, a una empresa que nunca ejecutó las contraprestaciones estipuladas en los contratos.
Vignaroli informó que la investigación se inició luego de que desde ARCA, el nuevo organismo que reemplaza a la AFIP a nivel nacional, reveló información de que la empresa FMO Servicios SRL, con sede en Plottier, era en realidad “una usina de generar facturas apócrifas”. Esa empresa, en teoría, había firmado contratos durante 2023 con la municipalidad de Plottier para obras de ingeniería civil.
“FMO SRL es una firma que tiene el CUIT bloqueado; no posee empleados ni personas contratadas; no ha efectuado compras, salvo unos pocos metros de alambre tejido y tampoco ha efectuado contrataciones de terceros para ejecutar los contratos que firmó con el municipio”, sentenció Vignaroli.
Como para reafirmar que se trata de una empresa fantasma, el fiscal señaló que en el allanamiento a su sede se comprobó que funciona en un domicilio particular del barrio Venezia de Plottier, donde no fue posible encontrar documentación de la empresa, ni los libros contables, ni de movimientos bancarios ni los libros de asamblea societaria. Sí –dijo-, “se encontraron unos papeles sueltos que tendrían relación con esos contratos”.
La empresa investigada por ARCA, FMO Logística y Servicios en Formación SRL tiene como actividad con domicilio en Plottier, según la página CUIT On line tiene como actividad la construcción de obras de ingeniería civil que incluyen trabajos para la minería y la industria, centrales nucleares y eléctricas y hasta excavación para sepulturas. Sus propietarios son José Eduardo Otarola y su hijo Franco Otarola, este último piloto de carreras de una categoría zonal.
