DESBORDES CLOACALES
Vecinos del barrio La Sirena siguen a la espera de una solución definitiva a las cloacas colapsadas
Los trabajos para remediar la situación se reanudaron a finales de mayo gracias a la financiación de la provincia.El barrio La Sirena enfrenta desde hace tiempo un problema de cloacas colapsadas que parece no tener fin. A pesar de que las obras para solucionar este histórico inconveniente avanzan, los vecinos aún lidian con el fuerte olor que se desprende en la zona, lo que afecta su calidad de vida. Las tareas se desarrollan actualmente en la intersección de las calles Luis Beltrán y Saavedra, pero el alivio para los residentes sigue siendo incierto.
Adriana Fuentes, una vecina del barrio, relató en una entrevista con “radio LU5” que, aunque en los últimos meses el desborde de las cloacas fue menos frecuente, el problema persiste. La vecina comentó que tienen las ventanas cerradas a media, al explicar que el mal olor aún penetra en sus hogares. También señaló la importancia de las obras en curso, calificándolas como “muy necesarias” para los habitantes de la zona.
Según Fuentes, los trabajos, que se habían detenido, se reanudaron a finales de mayo o principios de junio gracias a la financiación de la provincia. Sin embargo, a pesar de este avance, el problema de colapso de las cloacas no desapareció. La vecina expresó su esperanza de que las obras brinden, al menos, una solución parcial al problema que afecta hace años al barrio.
Durante el mes de junio, los residentes comenzaron a reunirse con representantes de la Defensoría del Pueblo, el EPAS, Recursos Hídricos y la municipalidad, en busca de respuestas. En uno de esos encuentros, se les informó que se instalaría un caño provisorio durante 30 días mientras durara la obra. Sin embargo, Fuentes subrayó que, aunque la estructura de la obra empezó a visibilizarse en julio, el sistema cloacal volvió a colapsar, generando preocupación entre los vecinos.
A pesar de las mejoras que se vieron en las últimas semanas, la situación sigue siendo crítica. Según Fuentes, si bien ahora “sale menos líquido que antes”, la solución definitiva parece aún lejana. A esto se suma la autorización temporal para el vertido de desechos cloacales al canal, una medida que los vecinos aceptan como una solución momentánea, pero que no resuelve el problema de fondo.
Con la promesa de que la obra estará finalizada en septiembre, los vecinos observan el desarrollo de los trabajos con una mezcla de esperanza y resignación. Fuentes expresó que miran la ejecución de la obra con esperanza, pero también ven la calle que desborda y se amargan.