Política Neuquina
La desorientación sindical frente a un gobierno que hace
El gobierno neuquinizante dispuesto a conducir el sistema educativo. Una nueva agenda que interpela al sindicato docente. Las internas que se vienen por la conducción de ATEN y la crisis de representación gremial.La ley de Adicional para el Desarrollo Profesional Docente motivó la reacción de la dirigencia sindical y durante casi ocho semanas las clases en la provincia fueron intermitentes. Si bien los niveles de adhesión no alcanzaron números importantes y disminuyeron con el transcurso del tiempo hasta alcanzar porcentajes mínimos, la experiencia alcanza para hacerse la pregunta: ¿cómo gestionar cambios sin conflictividad social?
En menos de nueve meses, el gobierno de Rolando Figueroa revirtió la inercia de por lo menos veinte años en el sistema público de educación. El primer acto de gobierno de la nueva administración provincial fue, de hecho, la puesta en marcha del Programa de Becas Gregorio Álvarez, una inyección de fondos públicos y privados que en forma directa atiende diferencias sociales y territoriales para impulsar la reinserción y permanencia de los neuquinos en las aulas. Se trata del programa de becas más agresivo que haya tenido la provincia. La apuesta política no es menor. El propio gobernador, recién electo, apostó su capital político al éxito en la gestión del sistema educativo: “la educación para nosotros es una prioridad”, sentencia el mandatario cada vez que es consultado.
A aquella iniciativa inicial se suma una batería de medidas que diferencian al nuevo gobierno de las últimas administraciones del Movimiento Popular Neuquino. En materia de infraestructura se encuentran en construcción 72.500 metros cuadrados. Solo las refacciones alcanzan la inédita inversión de 8.430 millones de pesos. Al agresivo plan de obras debe sumarse el aumento de partidas escolares, reconocido por el propio sindicato docente, que refleja acumulados más de quinientos por ciento respecto al año anterior. Todo ello, sosteniendo el aumento trimestral por IPC que protege al salario docente del proceso inflacionario y asumiendo desde las arcas provinciales el retiro del Estado nacional del FONID y los recursos para conectividad.
Aunque la lista continúa, las iniciativas mencionadas son suficientes para volver a la pregunta. ¿Es posible el cambio sin resistencia y conflictividad? Como casi en todos los asuntos, la respuesta estará en el paso del tiempo. Los hábitos y costumbres de las organizaciones sindicales responden a muchos años de desidias y ausencia de respuestas concretas. De allí que la dirigencia sindical tienda a invisibilizar las buenas noticias y reciba con reticencia cualquier iniciativa gubernamental. “Si a la contundencia le agregamos constancia en la transformación, la discusión quedará saldada”, razona un activo colaborador de la gesta neuquinizante.
El conflicto de las últimas semanas interpela menos al gobierno que a la conducción gremial. Poco acostumbrada a gestiones que atienden demandas y asumen la conducción del sistema educativo, la desorientación del debate al interior de ATEN guarda cierta lógica. ¿Cómo preservar el espíritu combativo que ha dado identidad y poder al gremio durante tantos años? ¿Qué hacer frente a un gobierno que atiende las reivindicaciones históricas que estructuraron el comportamiento sindical en las últimas décadas? Después de varias gestiones, hay un oficialismo provincial que tiene respuestas. De allí que la reacción sindical ante la “ley de incentivos” sea observada por la mayoría de los docentes como desmesurada y extemporánea. Se impone una agenda renovada que exige actualizar el rumbo de la propia lucha sindical. Emergerán nuevas demandas y la relación gobierno-sindicatos asumirá otros desafíos, aunque las consignas que convoquen y movilicen a la comunidad educativa ya no serán las mismas.
La interna para dirimir cargos de conducción que ATEN enfrenta de cara al 2025 estará atravesada por este nuevo escenario. El cambio de gobierno en Neuquén exige interpretar el advenimiento de otros tiempos en la política neuquina. El desembarco del gobierno neuquinizante es bastante más que un cambio de nombres para responder a los mismos usos y costumbres. El último conflicto, que hoy se dirime en la justicia, desnudó la crisis de representación que la propia dirigencia sindical atraviesa. Quienes mejor interpreten el cambio de época, tendrán más posibilidades de representar al conjunto de los docentes. Por el bien del futuro de los jóvenes neuquinos, ojalá la experiencia actualice el estándar de la discusión y devuelva conflictos a la altura de los que la provincia merece.