CON ESTILO

Huerta orgánica y ambientes luminosos: Analía Franchín disfruta de su casona de campo

Durante la pandemia, la panelista de "Flor de Equipo" descansó en medio de un paisaje soñado.
jueves, 24 de febrero de 2022 · 20:00

Un poco en Capital y un poco en medio del campo, en Capilla del Señor. Así es la vida de Analía Franchín que, tras su paso por "MasterChef Celebrity" y el aislamiento por la pandemia, encontró en su casona de campo el sitio perfecto.

La residencia que la panelista de “Flor de Equipo” comparte con su pareja Sebastián Eskenazi, y su hijo de 9 años, Benicio, es de gran elegancia. No solo por las comodidades del lugar sino porque Analía Franchin destina su tiempo para el jardín y la huerta.

En invierno y también en verano, la casona es uno de sus lugares preferidos. 

La propiedad se encuentra en el partido de Exaltación de la Cruz, exactamente en la localidad donde también tiene una casa Lilita Carrió. Allí, Analía Franchín logra desconectarse y divertirse también con su mascota, un Weimaraner de color marrón.

La vivienda es de tal magnitud que hay lugar para todos. La amiga de Vero Lozano instaló, pegado al ventanal, un cómodo sillón hecho exclusivamente para su perrol, donde puede recostarse, jugar y descansar sin ocupar otros espacios.

Como a ella, su hijo también tiene un gran amor por los animales. 

Por otra parte, Franchín tiene una gran afición por los animales. Tanto es así que tiene la habitación decorada con cuadros y elementos alusivos a los caballos, una especie a la que admira muchísimo. Su hijo también es un buen jinete.

En la vivienda, la cocina es otro de los lugares preferidos por la periodista y allí fue donde se dedicó a cocinar para su familia y también para practicar. El jardín y la huerta son otros de los rincones que más disfruta. 

El mayor orguillo de Analía es su huerta orgánica. 

 

Una costumbre estricta

Tal como relató en varias oportunidades, Analia Franchín atravesó la cuarentena estricta con algunas dificultades ya que no lograba relajarse del todo con el aislamiento. A tal punto fue esta situación que, en su casa, hacía sonar la campana 8 de la mañana.

La habitación principal cuenta con cuadros hípicos. 

"Estamos en el campo. En cuarentena tenemos momentos de amor y de odio, los momentos en los que exploto son cuando mi hijo no me da bola para hacer la tarea, y a mi me gusta el rol de maestra”, así explicó su obsesión por levantarse temprano.

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