Secretos y curiosidades sobre las estrellas fugaces

Seguramente, en alguna oportunidad, se haya levantado la vista y se haya visto cómo caía una estrella fugaz. Más allá del fenómeno, esto obliga a pedir un deseo porque solo verla implica que se cumplirá.

Aparte de esta mística, las estrellas fugaces son un fenómeno astronómico que llama la atención desde la antigüedad. Es cierto que son fugaces, pero no son una estrella sino meteoros, pequeñas partículas formadas por restos de cometas.

Lo que sucede es que las estrellas fugaces son objetos que entran en la atmósfera terrestre y se queman, ya que están formadas por hielo y polvo. El contacto con la atmósfera de la Tierra hace que se fragmenten y se desintegren por el calor.

Aunque no las veamos, estos meteoros no son pocos, pues suele haber miles por día. Sin embargo, hay jornadas especiales en las que se producen las conocidas lluvias de estrellas, ocasión en las que se pueden ver de 10 a 60 meteoritos en una hora.

Los mejores lugares para observar este tipo de fenómeno son las zonas al aire libre y, sobre todo, las montañas. Además de que son muy bellas a la vista, está la costumbre de pedir un deseo cuando se ven en el firmamento.

El origen de esta tradición se remonta a los inicios de la historia. El desconocimiento sobre su existencia genera respuestas de carácter místico. Asimismo, se sumaba la creencia de que los meteoros eran estrellas que caían del cielo.

Estrellas y buena energía

Fue durante la antigüedad cuando se asoció la idea de ver una estrella fugaz con la premonición de hechos. Entre esos relatos, surge la leyenda de los Tres Reyes Magos que llegaron hasta Belén guiados por una de estas.

Una de las estrellas fugaces más relevantes es la denominada “meteorito de Fukang”, considerada la piedra más preciosa, puesto que está compuesta por níquel y hierro con cristales dorados de un mineral llamado olivina.