Otra noche de furia en Wisconsin: dos fallecidos

La tercera noche de protestas antirracistas en la ciudad de Kenosha -estado de Wisconsin, Estados Unidos- se saldó con dos fallecidos y una persona más herida. El gobernador del estado, Tony Evers, decretó el estado de emergencia.

Durante todo el día los manifestantes habían estado protestando frente a los tribunales de la ciudad para pedir justicia por el joven afroestadounidense Jacob Blake a quien un policía blanco disparó siete veces por la espalda, frente a la mirada de sus hijos. 

Al caer la tarde y avanzar la noche, la policía intensificó el uso de gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a quienes protestaban, mientras se daba inicio al toque de queda a las ocho de la noche. Fue entonces que se desató el caos.

Según los medios, The New York Times y The Guardian, un grupo de hombres blancos armados se había congregado desde temprano en una estación de servicio de la ciudad que decían proteger contra los disturbios. 

Fue en el estacionamiento de ese lugar que, más tarde, presuntamente uno de estos hombres disparó en la cabeza a uno de los manifestantes. Todo el asunto fue grabado. Luego, este mismo hombre fue perseguido por otras personas, que intentaban sacarle el arma.

Pero volvió a disparar. Vehículos blindados de la policía de Kenosha estaban parados a una cuadra de distancia. El hombre con el rifle de asalto hizo una señal de rendición, aunque sin soltar el arma, y se acercó a la policía sin ser advertido ni detenido. 

Black, la última víctima de violencia policial, se encuentra consciente en el hospital, aunque, según informó la familia, está paralizado de la cintura para abajo porque una bala alcanzó su espina dorsal. 

El policía de Kenosha que disparó a Black, y su compañero fueron suspendidos mientras se lleva adelante la investigación.