"No tenemos miedo": decenas de mujeres marchan en Afganistán por la defensa de sus derechos
Los talibanes podrían anunciar su nuevo gabinete en los próximos días.
En una muestra total de valentía, decenas de mujeres se manifestaron en la ciudad de Herat, Afganistán, para defender sus derechos al trabajo y la educación frente al nuevo régimen talibán.
“Es nuestro deber tener educación, trabajo y seguridad”, cantaban las mujeres en esta ciudad cosmopolita al oeste del país centroasiático, mientras avanzaban hacia la sede del Gobierno local y agregaban: “No tenemos miedo, estamos todas juntas”.
"Estamos dispuestas a llevar burka si nos dicen que lo hagamos, pero queremos que las mujeres puedan ir a la escuela y puedan trabajar", declaró la artista y fotógrafa afgana Fareshta Taheri, quien participaba en la manifestación. "De momento, la mayoría de las mujeres que trabajan en Herat están en sus casas, con miedo e incertidumbre", continuó.
Particularmente, las afganas reclamaban su derecho a participar del Gobierno de su país. “Hay conversaciones para formar un Gobierno, pero (los talibanes) no hablan de la participación de mujeres”, afirmó Basira Taheri, una de las organizadoras de la inusual manifestación, a la agencia AFP.
Sin embargo, las perspectivas no son muy prometedoras. Hasta ahora, no hubo una postura clara de los talibanes sobre qué tendrán permitido hacer y qué no bajo su régimen. Dijeron, por ejemplo, que podrían trabajar y estudiar, aunque dentro del marco de la ley islámica (como ellos la interpretan), pero no dieron más detalles.
Ayer, un alto dirigente talibán indicó que “puede no haber” mujeres a cargo de ministerios o en otros lugares de jerarquía, sino que podrían ocupar puestos inferiores. Esto es inaceptable para estas valientes de Herat, quienes exigen: “Queremos que los talibanes acepten hablar con nosotras”.
Nuevo gobierno
El movimiento Talibán, que ganó la guerra en Afganistán y ahora está al mando del país, anunció hoy que está a punto de formar un nuevo Gobierno. El anuncio del gabinete podría producirse mañana, poco menos de tres semanas después de que el grupo islamista radical se hiciera con el control de la capital, Kabul.
Las nuevas autoridades que pasen a dirigir Afganistán, uno de los países más pobres del mundo, tendrán que sortear múltiples desafíos: una crisis económica atroz, una crisis humanitaria y alimentaria acuciante, la desconfianza interna e internacional, la fuga de cerebros que sufrieron en los últimos días y la amenaza terrorista por parte del ala afgana del grupo Estado Islámico.
