Antártida

Las olas de calor en la Antártida son diez veces más probables a causa del cambio climático

La crisis climática afecta particularmente a los polos debido al deshielo.
sábado, 28 de mayo de 2022 · 03:00

El cambio climático, provocado por las actividades del hombre desde la Revolución Industrial, está detrás de un significativo aumento en las probabilidades de que la Antártida sufra olas de calor.

El último de estos fenómenos registrado en el continente blanco fue en febrero de 2020, cuando se produjo una ola de calor entre el 6 y el 11 de ese mes. Sin embargo, fue el día 6 el que marcó un récord absoluto: el termómetro subió hasta los 18,3° en la base Esperanza, 4,5° por encima de la media en esta zona de la Antártida.

Los cambios en la circulación atmosférica de la Antártida no son suficientes para explicar esta tendencia.

A raíz de este calor inusual, científicos españoles y portugueses se dispusieron a estudiar las olas de calor sufridas en la Antártida desde que hay registro. Encontraron que hechos similares se produjeron en períodos pasados (entre 1950 y 1984) y en períodos recientes (1985-2019).

Sin embargo, ahora, las olas de calor son 0,4° más cálidas que en otros momentos o, en otras palabras, hubo un incremento del 20% en la intensidad del aumento de las temperaturas. A su vez, concluyeron que la probabilidad de que haya anomalías regionales de 6 días donde se registren temperaturas de 2° por encima de la media aumentó 10 veces desde el período ente 1950 y 1984.

El continente antártico es especialmente sensible a los cambios de temperatura.

 

Un nuevo peligro

La advertencia de mayores probabilidades de olas de calor en la Antártida no son buenas noticias. Sobre todo, cuando recientemente se descubrieron bacterias altamente resistentes a los antibióticos (y también a sustancias antimicrobianas como el cloro) en el suelo del continente austral.

Las bacterias se encontraron en el suelo de la Península Antártica.

Según indicaron los científicos chilenos que realizaron el descubrimiento, el deshielo de los polos podría hacer que microorganismos que estuvieron congelados durante muchísimo tiempo puedan saltar a otros microorganismos que, a su vez, provoquen enfermedades en humanos y animales.