Protestas en Irán: una ONG cifra en más de 30 los fallecidos durante las manifestaciones

Las manifestaciones continúan en varias ciudades de Irán. Estas se desataron por la muerte de la joven Mahsa Amini, mientras estaba en custodia de la Policía de la moral, y desembocaron en consignas de cambio de régimen. Las protestas, no obstante, fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad y de acuerdo con la ONG IHR (Derechos Humanos de Irán), con base en Oslo (Noruega), 31 personas murieron.

Las cifras oficiales dadas más temprano por la televisión estatal de Irán habían asegurado que eran 17 los muertos en el marco de las marchas y que esa número incluía a manifestantes y policías. Por otro lado, las autoridades del país persa niegan cualquier implicación de las fuerzas de seguridad en el fallecimiento de los protestantes. Por su parte, IHR remarca lo contrario.

“El pueblo de Irán ha salido a las calles para lograr sus derechos fundamentales y su dignidad humana, que les han sido negados durante más de cuatro décadas por los líderes de la República Islámica, y el gobierno está respondiendo a su protesta pacífica con balas", indicó el director de la ONG Mahmood Amiry-Moghaddam en el comunicado. La organización, además, indicó que habían llegado desde Irán informes de arrestos de manifestantes y activistas.

“Muerte al opresor”

Mahsa Amini fue detenida el martes de la semana pasada por la Policía de la moral, en Teherán, la capital del país asiático, por llevar mal puesto el velo obligatorio. Los oficiales la trasladaron a una comisaría, donde debía recibir una “clase de reeducación”, pero testigos informaron que la habían golpeado en el vehículo de la fuerza de seguridad que se la llevó.

Ese mismo martes, Amini fue trasladada a un hospital y allí permaneció en coma hasta el viernes, cuando finalmente falleció. Ayer, hubiese cumplido 23 años. Las autoridades indicaron que la joven había sufrido un paro cardíaco causado por enfermedades de base, pero la familia rechazó esta explicación al aseverar que Amini estaba totalmente sana. Las protestas, entonces, se prendieron inicialmente en su Kurdistán natal (noroeste de Irán) y se expandieron por al menos 20 ciudades del país, incluida la capital.

A diferencia de otras manifestaciones que surgieron en los últimos años y que se caracterizaban por reclamos puntuales y de grupos fragmentados (como jubilados por las pensiones, por ejemplo), esta vez son apoyadas por gran parte de la sociedad y piden directamente un cambio de régimen.

“¡Muerte al opresor, sea sah (o sha, es decir, monarca) o líder supremo!”, cantan las mujeres, quienes son las que tomaron la posta y lideran mayoritariamente las protestas. En 1979, triunfó la Revolución Islámica y, desde entonces, la teocracia que gobierna Irán dispuso que las mujeres deben usar obligatoriamente, en el espacio público, un velo (hiyab) que les cubra todo el cabello.

Sin embargo, antes de ese año tampoco tenían la libertad de vestirse como quisieran. Lo que sucedía es que el sah (o sha), es decir, el monarca que gobernaba Irán hasta que fue derrocado en 1979 y que estaba en los mejores términos con Occidente, no permitía el uso del velo islámico por considerar impensado que en un país moderno las mujeres quisieran cubrirse el cabello por razones religiosas. Incluso, había soldados que les sacaban el velo en la calle.

Así, se entiende la consigna de las mujeres en Irán: ni la opresión de una dictadura ni la de una teocracia, sino la libertad de decidir sobre sus cuerpos y sobre su vestimenta de una vez por todas.