El oficialismo rechaza la propuesta de la UIA de no pagar salarios a quienes no quieran vacunarse
Un representante sindical del Frente de Todos señaló que hay otros caminos antes de llegar a ese punto.
El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, planteó que las y los trabajadores que no quieran vacunarse contra el coronavirus no están obligados a hacerlo. Sin embargo, “tiene una contrapartida que es el cese” de pago del salario.
Ante esta definición del organismo empresarial, el diputado nacional y el secretario general de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), Hugo Yasky, respondió que “hay otros caminos como la persuasión y la educación”.
“Lo primero que digo es que para eso pedimos la creación de los comités lícitos de salud y de seguridad en las empresas, para que sean los trabajadores, a través de sus representantes, y los empresarios los que determinen cuáles son las condiciones básicas para garantizar la salud, como en este caso sería la vacunación”, propuso el sindicalista.
Asimismo, recordó que los gremios “reclamaron la vacunación cuando muchos empresarios no abrían la boca en el momento que los antivacunas y la derecha despotricaban contra la vacuna”.
En consecuencia, ese contexto generó “una prédica que, lamentablemente, en algunas personas” hizo que tomaran posiciones con las “que inexplicablemente puedan decir ‘yo no me vacuno’”.
Por eso, aclaró que “los sindicatos van a tomar esto en sus manos y lo van a resolver antes de aplicar eso que para los empresarios parece ser la letra A del abecedario, que es dejar sin salario a un trabajador”.
Bajo esta perspectiva, ratificó que se “involucrarán directamente” para “garantizar que los trabajadores tengan la posibilidad de vacunarse y lo hagan sin tener que llegar a esto, que es una coerción y coacción de la patronal”.
La reducción de la jornada laboral
En su diálogo con El Destape Radio, Yasky también respondió a uno de los debates a los que la UIA se opone: la reducción de la jornada laboral que actualmente es de 48 horas semanales.
“Es la vieja conquista de los mártires de Chicago del siglo XIX: 48 horas, 8 horas diarias y descanso dominical, por eso lucharon. Entonces, estamos discutiendo una jornada que viene de ahí”, mencionó.
Por lo tanto, como “pasó mucha agua debajo del puente” y “hoy es la jornda más extensa”, consideró que “es necesario un cambio”. “Hoy se sabe que menos horas de trabajo no necesariamente implica menos productividad”, replicó.
