La controversia que surgió tras el regreso de los lobos a Bélgica por primera vez en un siglo

El lobo es una parte central de la fauna europea, ya que es uno de los principales depredadores que sirven para darle forma a los ecosistemas forestales en el viejo continente. No obstante en varios países hace siglos que estos canes no existen más, y por eso se intenta reintroducirlos, como en Bélgica, donde tras más de 100 años desaparecidos, estos animales vuelven a andar por sus tierras.

Pero esto no viene sin una importante controversia, ya que a pesar de que estas criaturas se alimentan principalmente de ciervos y jabalíes salvajes, un 15% de su dieta viene de parte de animales de ganado, razón por la cual muchos quieren que se cambie el estatus que mantienen en el antiguo continente. “Quiero vivir con los lobos, pero solo si nos pagan por todo el trabajo y labor extra que tenemos que hacer para proteger nuestro ganado”, afirmó a la BBC Johan Schouteden, un granjero de ovejas que tiene problemas con estos animales.

De acuerdo con él, las rejas existentes no sirven para frenar a los lobos debido a que son “animales muy inteligentes”. “Podemos usar más alambre o más palos, pero una reja anti-lobos no existe, siempre están un paso por encima nuestro”, comentó Schouteden, quien indicó que hace varios años que tiene problemas con estos mamíferos.

Ellos están protegidos mediante la ley europea, razón por la cual muchos dueños de ganado se mostraron críticos sobre las medidas, e incluso pidieron a la Unión Europea que disminuyan el estatuto de protección. Uno de los puntos más complicados fue en Suecia cuando el gobierno permitió el sacrificio de 57 lobos en una situación que arrancó disputas por la legalidad de esa decisión.

De reyes y lobos

Según la leyenda, la última de estas criaturas en haber caminado por el suelo belga recibió un disparo en 1890 por el rey Leopoldo II. Finalmente, tras varias décadas sin estos animales y gracias a los esfuerzos de conservación, el lobo vuelve a caminar por el país, con dos manadas, una en la región flamenca y otra en el sur de Valonia.

“No todo lo que hacemos tiene que tener siempre un efecto positivo en los seres humanos, algunos animales tienen el derecho de existir, no solo porque los encontramos útiles”, aseveró al periódico inglés Jan Gouwy, investigador para el Instituto Flamenco para la Naturaleza y el Bosque.